Muchos estamos pensando en el después, en cómo será la nueva normalidad post-pandemia y cómo estar preparados ante nuevos episodios o desastres que puedan surgir.

La palabra que continuamente me viene a la mente es “resiliencia”. Veamos que significa según la RAE:

“1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.

2. f. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.”  (RAE, 2020)

Desde que se inició la crisis del coronavirus, hemos puesto a prueba la resiliencia de nuestras ciudades y espacios desde la flexibilidad. Nuestras viviendas son ahora colegios, oficinas, bares, restaurantes, calle donde manifestarse y pasear. Es también una especie de espacio público donde nos relacionamos con los demás y con el entorno, un espacio de fuga del que ya hablamos; los Hoteles, residencias e IFEMA (feria de Madrid) se han transformado en hospitales; el Palacio de Hielo y Instituto Anatómico forense de la Ciudad de la Justicia en Madrid asumen funciones de morgue.

¿Tiene nuestro sistema suficiente resiliencia para afrontar la situación? Cuando podamos salir de nuestras casas, no volveremos a la normalidad si no a un nuevo día a día muy dañado que tendremos que sanar. Necesitaremos construir una nueva realidad resiliente si queremos sobrevivir como especie. Esto es un aviso, advierte Eudald Carbonell, la próxima vez será el colapso de la especie  (Redacción La Vanguardia, 2020). En la base de esa resiliencia tendrá que estar la cooperación y el apoyo mutuo por encima de la competitividad.

Hace años, Michael Tomasello se preguntó desde las ciencias cognitivas “¿qué es lo que nos hace específicamente humanos?” y comprobó que lo que distingue a la naturaleza humana del resto es su tendencia innata a cooperar (Tomasello, 2010). Confío que así sea, que cooperemos y nos apoyemos cuando tengamos que construir esa nueva normalidad. La buena noticia es que así está siendo durante el confinamiento. Están aflorando grandes redes de apoyo mutuo con los recursos de los que cada persona o empresa dispone.

Tenemos el caldo de cultivo perfecto, así que ¿cómo hacer que el sistema sea resiliente? y en definitiva ¿cómo desarrollar espacios y ciudades resilientes? que es el ámbito que conocemos como profesionales de la arquitectura y el paisaje.

Para contestar, tengo que volver atrás y hablaros de los elementos del caos, como los denomina David Wallace-Wells, pues son los que están ocasionando y ocasionarán toda una colección de desastres, según nos advierte (Wallace-Wells, 2019). Empecemos por el principio:

(Foto de Lucas Pezeta en Pexels)

Los elementos del caos en un planeta inhóspito

“El calentamiento global no es un solo culpable; es toda una conspiración” (Wallace-Wells, 2019)

Llevamos tiempo dedicados a la integración de la naturaleza en el entorno, así que nos hemos ido poniendo en contacto con un gran número personas procedentes de otras disciplinas afines: ingeniería agronómica, forestal y de montes, psicología ambiental y social, geografía, ambientología, paisajismo, biología… Con ellos estamos trazando una amplia red de colaboración, además de enriquecer nuestros conocimientos.

Lo curioso es que desde el año pasado, mencionaban como referente el libro del historiador y periodista David Wallace-Wells: “El planeta inhóspito” (Wallace-Wells, 2019) siempre acompañado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por supuesto, en cuanto pude, me hice con él y comencé a leerlo, a llenarlo de señaladores y a subrayarlo con gran avidez, tal como hago todos los libros de teoría que caen en mis manos y que son míos, claro. Los que me conocen saben que los libros y las plantas son mi gran obsesión. He de confesar que todavía no lo he terminado de leer, me está costando mucho avanzar a través de sus páginas llenas de amenazas para nuestro entorno y que tienen su origen en el cambio climático. Está formado por cuatro partes y tan solo llevo leídas las dos primeras: los efectos en cascada que ocasiona el calentamiento global a través de circuitos que se retroalimentan (Wallace-Wells, 2019, p. 33) y los elementos del caos, que se desencadenan también por ese calentamiento global y están interconectados (Wallace-Wells, 2019, p. 51). Uno de estos elementos precisamente es la pandemia, una causa indirecta del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Fernando Valladares nos advierte que «si no sanamos el clima, volveremos a enfermar»:

“Hace quince años se aportaron las primeras indicaciones científicas sobre la función protectora de la biodiversidad. Gracias a efectos como la dilución de la carga vírica y la amortiguación del contagio, la biodiversidad es una inmensa y eficaz barrera para las zoonosis.”

(…)

Una naturaleza sana, de ecosistemas funcionales y ricos en especies nos protege de una manera muy amplia ante infecciones por patógenos. No solo a través de la biodiversidad. Por ejemplo, la naturaleza puede frenar el polvo del desierto y reducir la contaminación atmosférica, dos vehículos que propagan virus y que acentúan los síntomas respiratorios en los pacientes afectados por la COVID-19.” (Valladares, 2020)

(Foto de Tim Marshall on Unsplash)

Biodiversidad para crear espacios y ciudades resilientes

La biodiversidad es nuestro escudo protector frente a la propagación de virus, afirmación que también recoge el artículo “La lucha contra el coronavirus es también la climática” de Guadalupe Bécares (Bécares, 2020)

Es más, me atrevo a afirmar que la biodiversidad es el escudo protector frente al cambio climático, nuestro gran recurso para hacer nuestros espacios y ciudades más resilientes, de ahí nuestro interés en integrar la naturaleza en la arquitectura y desde Naciones Unidas lo confirman. En el año 2012, elaboraron un manual sobre cómo desarrollar ciudades más resilientes, escrito para líderes de gobiernos locales (Naciones Unidas, 2012). Pues bien, en este manual enumeran diez acciones esenciales para lograr ciudades resilientes frente a diversos factores de riesgo y desastres. Una vez más, una de estas acciones es precisamente la protección de la biodiversidad como factor vinculado a la resiliencia.

Con esto no trato de decir que el fomento de la biodiversidad sea la única solución de las que disponemos para no llegar a situaciones como esta pandemia que estamos sufriendo, es tan sólo una de las acciones que podríamos plantearnos introducir. Todos los esfuerzos suman.

(Foto de Ivan Bandura on Unsplash)

Naturaleza y arquitectura para fomentar la biodiversidad: estrategias

En cuanto nos sea posible, tenemos que continuar orientando nuestros esfuerzos en adaptarnos y mitigar el cambio climático con más intensidad si cabe para incrementar así la biodiversidad y hacer frente a los elementos del caos generados por el cambio climático que enumera Davis Wallace-Wells, conseguiremos beneficiarnos de sus servicios ecosistémicos  y tendremos espacios y ciudades más resilientes.

La manera que tenemos en cómo crear historias de crear esa resiliencia es a través de soluciones basadas en la naturaleza y de la renaturalización urbana, a través de diferentes estrategias. Es difícil hacer un listado de estrategias, pues todas están interrelacionadas. Os muestro algunas para que entendáis de que estamos hablando:

(Foto de Markus Spiske on Unsplash)

01. Conexión flexible con el entorno

Cuando superemos la crisis va a ser necesario que nos rodeemos de más naturaleza y que hagamos más flexibles nuestros espacios en las diferentes escalas interrelacionadas (ciudad, barrio y edificio) para poder adaptarnos a una situación en continua transformación a posibles episodios adversos. Tras haber estado tanto tiempo sin poder salir de nuestras casas, la relación con el exterior será vital. Necesitaremos que nuestros espacios puedan abrirse para entrar en contacto con el entorno y que crezcan hacia el exterior, así que será vital dotarlos de naturaleza.

Estrategias como las que se plantean desde el plantscaping, creando jardines en los espacios interiores en paralelo a la incorporación de infraestructura verde en el exterior, ayudan a crear esa continuidad espacial que hacen olvidar que estas encerrado en un interior.

(Vista general de “La misteriosa historia del jardín que produce agua” | Autores de la obra: cómo crear historias | Autor fotografía: David Frutos)

02. Corredores ambientales

Al integrar la naturaleza en el medio construido hacemos posible la conexión entre espacios verdes y la generación de corredores ambientales que den continuidad y fomenten una biodiversidad autóctona que nos proteja. El medio construido, tanto edificios como el espacio entre ellos, tiene que ser capaz albergar todo un ecosistema con flora y fauna autóctona, en la medida de lo posible y sin generar molestias. La creación de corredores ecológicos integrados en la ciudad mantienen la composición, estructura y función del paisaje que unen y que hace posible los desplazamientos de la fauna y así hacer posible una mayor diversidad.

(Foto de Zulian Yuliansyah en Pexels)

03. Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible

Los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible, contribuyen a la renaturalización de los espacios al restaurar el ciclo natural del agua en las ciudades, al no impermeabilizar el suelo, con pavimentos permeables y superficies vegetales que hagan posible el crecimiento de flora espontánea, que es precisamente la mejor adaptada a su entorno y la que requiere menos recursos para su mantenimiento.

(Foto de Daniel Lazarov en Pexels)

04. Infraestructura que favorezca la presencia de flora y fauna autóctona

Los espacios exteriores y edificios pueden acoger además de flora, fauna local si se tiene en cuenta su presencia y se resuelven los posibles conflictos que puedan ocasionar. Si se incluye la vegetación en sus fachadas (a través de muros verdes o plantas trepadoras), cubiertas, espacios exteriores, o incluso se integran en los edificios nidos adaptados a las especies autóctonas (con pequeños diámetros de apertura que eviten la presencia de especies invasoras como las palomas)  pueden acoger aves e insectos y crear todo ecosistema. Los sistemas para acoger flora y fauna, dependerán de un estudio específico de la biodiversidad de la zona.

(Foto de Joe Green on Unsplash)

05. Procesos de renaturalización

La naturaleza siempre reclama su lugar e intenta colonizar los espacios construidos. Si observamos y aprovechamos su iniciativa al facilitar estos procesos, estaremos incorporando una flora verdaderamente autóctona que requiere muy poco mantenimiento, adaptada a las condiciones climáticas del entorno que atrae a insectos polinizadores. Lugares como las grietas urbanas o los alcorques, espacios que aprovechan estas especies, facilitemos su tarea para estimular la biodiversidad urbana. Todos los espacios suman. Precisamente de la grietas urbanas nos habla Josep M Mompín Valeri en su blog Mompin’s Jardins (Mompín Valeri, 2020)

(Foto de Mattia Astorino on Unsplash)

Sobre los alcorques, hay un proyecto muy interesante en Barcelona “Alcorques vivos” desarrollado por Puy Alonso Martínez y Lorena Escuer (Escuer Constante & Alonso Martínez, 2020), un proyecto piloto de siembra de herbáceas de flor nativas y atractivas a la fauna útil para el control biológico de plagas en arbolado viario.

(Vegetación espontánea en Algorta (Getxo, Bizkaia) | Autor: Cómo crear historias)

Incluso se puede apoyar el proceso de renaturalización en una estrategia de “desire paths” en espacios verdes, dejando que las personas decidan sus propios caminos, tal como hicimos en la “La misteriosa historia del jardín que produce agua”

(Foto de Boris Smokrovic on Unsplash)

06. Incorporación de ciclos naturales

Si te fijas, la naturaleza tiene optimizados muchos procesos, tan solo hay que observarlos e introducirlos en las ciudades. Hablamos por ejemplo de sistemas con la fitodepuración o depuración del agua de manera natural, a través de plantas de ribera, que son las encargadas de limpiar nuestras aguas en los ríos.

(Foto de Skitterphoto en Pexels)

07. Arbolado urbano que dialogue con el medio construido

Si se escogen las especies adecuadas, respetando sus necesidades espaciales y con un adecuado sistema de alcorques, la arquitectura y los árboles pueden convivir. Sistemas como los que plantean en Green Blue Urban, por ejemplo.

La diversificación del arbolado que huyan de las alineaciones monoespecie, favorece la biodiversidad y transforma la ciudad en un bosque urbano.

¿Se te ocurren más estrategias que incorporen la naturaleza en la arquitectura?

¡Compártelas!

(Estanque con plantas macrofitas que depuran agua “La misteriosa historia del jardín que produce agua” | Autores de la obra: cómo crear historias | Autor fotografía: David Frutos)

Fotografías:

(Por orden de aparición)

  1. Foto de Lucas Pezeta en Pexels
  2. Foto de Tim Marshall on Unsplash
  3. Foto de Ivan Bandura on Unsplash
  4. Foto de Markus Spiske on Unsplash
  5. Vista general de “La misteriosa historia del jardín que produce agua” | Autores de la obra: cómo crear historias | Autor fotografía: David Frutos
  6. Foto de Zulian Yuliansyah en Pexels
  7. Foto de Daniel Lazarov en Pexels
  8. Foto de Joe Green on Unsplash
  9. Foto de Mattia Astorino on Unsplash
  10. Vegetación espontánea en Algorta (Getxo, Bizkaia) | Autor: cómo crear historias
  11. Foto de Boris Smokrovic on Unsplash
  12. Foto de Skitterphoto en Pexels
  13. Estanque con plantas macrofitas que depuran agua “La misteriosa historia del jardín que produce agua” | Autores de la obra: cómo crear historias | Autor fotografía: David Frutos
  14. Foto de Luca Dugaro on Unsplash

Bibliografía:

Bécares, G. (2020, marzo 25). La lucha contra el coronavirus es también la climática. Ethic.

Escuer Constante, L., & Alonso Martínez, P. (2020). Procesos ecológicos en la ciudad: Un pequeño ecosistema en los alcorques de Barcelona. Revista Montes, I trimestre(Número 139), 68-71.

Mompín Valeri, J. M. (2020, marzo 12). Las grietas urbanas y los procesos de renaturalización. Mompin’s Jardins.

Naciones Unidas. (2012). Cómo desarrollar ciudades más resilientes. Un manual para líderes de los gobiernos locales.

RAE. (2020, marzo 31). Resiliencia | Diccionario de la lengua española. «Diccionario de la lengua española» – Edición del Tricentenario.

Redacción La Vanguardia. (2020, marzo 21). Eudald Carbonell: «El COVID-19 es el último aviso ante colapso como especie». La Vanguardia.

Tomasello, M. (2010). ¿Por qué cooperamos? Katz Editores.

Valladares, F. (2020, abril 2). Si no sanamos el clima, volveremos a enfermar. The Conversation.

Wallace-Wells, D. (2019). El planeta inhóspito: La vida después del calentamiento (M. P. Sánchez;, Trad.; Edición: 001). DEBATE.

(Foto de Luca Dugaro on Unsplash)